viernes, 27 de enero de 2017

Los hijos de Orión. Por una cuestión de aburrimiento

Acabo de concluir cuáles serán mis postulados
y voy a embarcarme con estructuras lingüísticas
muy concretas..., a ver cómo sale
antes de nada, redactaré un microrrelato


Por una cuestión de aburrimiento
En este lugar sin día y sin noche, ninguna estrella acoge la gravedad de un planeta sin nombre, sin civilización. Vaga por los confines del universo bajo una única perspectiva: persistirá mientras el universo quiera seguir siendo conservado, mientras no quiera sucumbir a un aumento desproporcional de la entropía. El planeta errante ha colocado a los entes más poderosos, lo suficientemente poderosos como para que no pudieran ser descuartizados en el agujero negro de la estrella que los bautizó eones atrás. La inercia del cosmos ha querido salvar su planeta, su mundo, pero ahora están solos, aburridos.

- ¿Sabes? Eso de que elevar tu consciencia por encima de las leyes cósmicas al final te aisla, ¿no te parece? - dijo Dextrum.

- ¿A qué te refieres? - respondió Sinester para darle conversación.

- Si el premio por ser superiores a las barreras universales es algo individual, entonces no todos podrán hacerlo...

- Esto ya me lo has dicho casi unas cien veces. Seguro.

- Tú mismo decidiste tener problemas de memoria temporal, ahora no finjas que te acuerdas.

- Lo que no llevo es la cuenta.

- Mira, te propongo un juego: dividiremos las constelaciones en doce partes. Y sobre cada una, cada vez uno de los dos iluminará una estrella. Uno de un color más claro y otro de un color más oscuro.

- ¿Gana el que ilumine más estrellas? Nuestros poderes son parejos, Dextrum.

- No, mira, dividimos las estrellas más profundas (las que se acercan cuanto más lejos estén) y las estrellas más cercanas (las que se acercan cuanto más cerca estén). Podremos iluminar hasta seis estrellas por cada constelación cada uno. Pero nunca desiluminar la estrella que elija otro.

- ¿Y qué pasará cuando una constelación tenga las doce estrellas pintadas?

- Entonces incluiremos planetas de manera que puedan orbitar en tales estrellas. Tantos planetas como estrellas cercanas pintamos en cada turno. Si tus planetas orbitan en el interior de las órbitas de mis sistemas planetarios, entonces me atribuiré la victoria de esos planetas; y esos serán los puntos que gane para ese estadío del juego.

- ¿Y qué pasa con las estrellas lejanas en el siguiente estadío?

- El que gane sumará sus cercanas más el doble de las lejanas y el que pierda sólo el doble de las lejanas; estas cantidades se usarán para saber hasta cuántos planetas orbitarán al jugar la siguiente partida.

- El que gane ese estadío se queda con la constelación ¿Y qué pasa con el resto Dextrum?

- Ganará quien acumule tres constelaciones que se equidisten. O el primero en tener cuatro constelaciones que se equidisten. O, en el peor de los casos, el que haya ganado más constelaciones.

- A ti siempre te han gustado ese tipo de juegos..., explosivos y sin cuartel ¿Y si recreamos condiciones de vida?

- Ya estás como siempre, Sinester. Luego te enamoras de tu profesora y te desentiendes de tu protegida.

- Pues elígelas tú. Esta vez serán tus avatares. Tú, yo y las dos que quieras. 

- ¿Como siempre? Mi maestra es tu protegida y tu protegida mi maestra. 

- A ver quién gana.

- Lo mismo hasta trascienden y todo...

- Es posible.





Dextrum y Sinester están basados
en dos personajes de la novela
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