lunes, 16 de enero de 2017

El juego que te levanta de una depresión

Hace tiempo confeccioné
una dinámica de grupo
que era capaz de reactivar
incluso a gente perjudicada por las depresiones:
El poder benefactor del liberalismo


Pues sí, como habéis leído. Se pueden diseñar juegos para "medirse" y competir, para avanzar, para que en nuestra mente algo ocupe un nuevo hueco. Pero también para reactivar, para sanar, para sancionar malos flujos que nos han estado estancando. Digamos que cuando una persona se estanca en una sensación de ira continua, o de angustia..., corre el riesgo de que pierda las ganas de luchar y entre en una espiral de depresión.

Según mi experiencia, estoy seguro que estos casos de depresión, que pueden acabar describiendo cuadros de lo más diversos: desde la esquizofrenia hasta los hikikomoris, pasando por los maníacos depresivos sexuales que hoy día son considerados, según tengo entendido, simple y llanamente bipolares..., toda esta gente vive en un ambiente tóxico donde absolutamente todo se lo han dado ya hecho (por supuesto hablo sin saber, razón por la cual digo lo que me parece - hay que aprovechar el hecho de que no soy famoso y no tengo que preocuparme por la repercusión de mis palabras). Es decir, yo apuntaría a la familia y a la idea que debemos tener de lo que es el Patriarcado - insisto, principalmente.

¿Qué es el chovinismo? Ya Marx intentó explicárnoslo, pero se ve que lo hizo mal. Cuando a Marx le hablaron sobre la maldad de tenderos que especulan con los precios éste respondía que no se puede juzgar a quien forma parte del sistema de jugar bajo sus reglas: ¡eso es chovinismo! Por lo que todos somos chovinistas. Y ese es un buen punto de partida.


No faltarán idealistas que intentan hacernos creer que lo que mueve al comunismo es el resentimiento de las clases pudientes. Efectivamente, existe en mucha gente tóxica un resentimiento a las clases pudientes, pero las razones que mueven al comunismo es simple y llanamente la solidaridad: la responsabilidad que tenemos todos y cada uno de contribuir a la vez para intentar abordar los problemas de todos en su conjunto.

Sin embargo hoy quería hablaros de una dinámica, lo más simplificada posible en sus reglas, que cumple el objeto de activar los flujos cerebrales como lo hace el jogging con los músculos. no hace falta decir que, a pesar de que he probado todo esto con objetividad, el tamaño de la muestra hace que mis conclusiones no estén verificadas..., pero os voy a explicar la dinámica igualmente.

Cójase una baraja de cartas y un sistema dinerario (dinero de Monopoly o garbanzos). Cada jugador empezará con la misma cantidad de dinero y, en cada turno se repite un procedimiento: se le da la vuelta a una carta de la baraja (previamente barajada). Cada vez que se muestre una carta el jugador que posea la carta mayor de su mismo palo reclamará al resto de los jugadores la diferencia entre el valor de su carta y la carta mayor que tengan de ese mismo palo.

Por ejemplo: Si Ana tiene una sota de bastos, Bernardo un tres de bastos y Juan un rey de bastos, entonces si sale como carta un cinco de bastos Ana paga a Juan dos unidades monetarias, mientras que Bernardo le pagará nueve.

Una vez pagada la renta correspondiente, los jugadores tienen la opción de pujar por esa carta (o desecharla). De esta manera es como los jugadores pueden apropiarse de las cartas que vayan apareciendo. Las reglas de la puja son: uno avisa a los demás diciendo "yo", "alto" u ofertando directamente una cantidad superior. Si dice "yo" o "alto" deberá fijar obligatoriamente una cantidad superior (no vale echarse atrás). Una vez puesta la cantidad superior, se puede iniciar una cuenta atrás de hasta tres segundos para adjudicar la carta.

Cuando se adjudica la carta el último en pujar se queda con la carta, y le paga la cantidad pujada al penúltimo en pujar. Si no hubo penúltimo entonces se deja como bote para que se sume con la siguiente puja para el penúltimo que se la adjudique: este juego se juega sin banca.

En esta partida gana el que acabe teniendo más dinero que el resto.

Idea actual del liberalismo, reflejada de manera insostenible
El juego que acabo de exponer tiene las siguientes características: no es azaroso, no depende de que un jugador sea el primero en jugar porque no tiene mano, no exige un conocimiento complejo del lenguaje porque se usan pocas palabras, no exige ningún nivel de matemáticas más que ser capaz de restar, no es difícil de explicar las reglas, los materiales son accesibles..., por lo que lo pueden jugar niños, disminuídos y, al mismo tiempo, es lo suficientemente complejo como para suponer un reto para los propios adultos más académicos.

Además el juego, gracias al sistema de puja, no hace distinción de ningún jugador, ni admite corruptelas fáciles de manipular, para crear un modelo de participación muy activa incluso para aquellos que no se ven capacitados para activarse. Dispóngase, si es preciso, de una cierta cantidad de personas proactivas para generar esa activación en el grupo: ocurre que la regla del penúltimo beneficiario permite arrebatarle fácilmente a alguien el protagonismo sólo con decir un monosílabo.
De la misma manera, también es fácil tutorizar a los que se queden detrás reexplicándoles las reglas, sin que ello reste potencia al juego: porque el que gana no es por conocimiento de las reglas, sino por saber ser oportuno.

El oportunismo puede ser una virtud cuando pretendes crear un proyecto que sólo tú creas que eres capaz de ofertar. La vocación de cada uno suele ir en lucha continua con el oportunismo: ¿dedicarse a lo que a uno le conviene coincide con las oportunidades que le ofrece la realidad que uno vive?

Es por ello que muchos defendemos la renta básica universal como respuesta fundamental a conseguir que cada cual pueda ofrecer lo que puede y requerir lo que necesita. Porque, señores, piénsenlo por un momento: en este juego tan divertido todos los jugadores tenían una cantidad de dinero de partida y no por ello era menos divertido. El liberalismo no exige que haya jugadores con menos cantidad de dinero de partida. Eso no es liberalismo: eso puede ser nepotismo, monopolismo... Si se parte de una renta básica, las reglas se pueden hacer liberales, y es entonces cuando la vocación marcará la necesidad oportuna y, como es lógico, cada cual participará en función de sus inquietudes y su capacidad solidaria de resolver los asuntos que le competan. Eso es Humanidad. Y es así como somos..., tarde o temprano se reflejará con los hechos.

No me importa enriquecer a otros:
lo que no aguanto es que me apunten con una pistola
para hacer lo que no quiero y para lo que no valgo.
Existen falsos debates sobre la renta básica incondicional, cuando lo más importante de esa renta, efectivamente, es que sea incondicional - por encima de todas las cosas, incluso de la cantidad misma de dinero. Esto es debido a que varias personas podrían ser capaces de juntarse y sumar con sinergia sus contabilidades. Podemos pensar en un número mágico: el cinco. Cinco personas se juntan en una vivienda y son capaces de pagarse el alquiler, la luz, el agua, el telófono..., podrían amortizar sus ahorros para invertir en desarrollo de proyectos, Internet,... Y una comunidad de vecinos de un barrio yermo de ideas (supuestamente eso es la muerte económica y no debería ni existir), gracias a una renta básica y al crowdfunding, sería capaz de invertir en la creación de una empresa y, usando el número mágico, allá donde un negocio habría prosperado esperando un mercado de tamaño N, en ese tipo de barrio prosperaría con un mercado de tamaño K·M/5, siendo M el tamaño del barrio y K un número menor que uno dependiente de la exclusividad del proyecto.

En definitiva, que si nos cargamos la incondicionalidad toda la parrafada que acabo de soltar no se podría poner en funcionamiento, los barrios yermos seguirían siéndolo pero con subsidios añadidos, los proyectos no podrían iniciarse hasta que alguien no nos contara una historia que fuera más triste que la que nos contó el anterior desgraciado..., señores, seamos serios: sólo se presentan falsos debates contra la renta básica universal

En cualquier caso, dentro de poco vendrán los smart contracts, la robotización movil en el ámbito doméstico e industrial en lo más convencional; la domótica, que está demostrada que supone un ahorro energético en el hogar, será cuestión de tiempo antes de que acabe transformando a la propia inmótica porque (paradógicamente) en asuntos de ahorro de costes el hogar suele estar más adelantado que las empresas.

Esto nos llevará a que la pretensión de que los robots coticen se vuelva inaplicable en el mismo instante en que no tienen que ser robots exclusivamente los que les quiten el trabajo a los individuos, sino un proceso de automatización inherente. Espero que se dén cuenta, de ese error.

Sin ir más lejos, si una empresa puede actualizar los procesos para automatizarlos entonces facturará más y ganará más dinero, por lo que el estado tributará más a través del impuesto de sociedades. Si la seguridad social fracasa lo que hay que hacer es abandonar ese modelo franquista... Pero vamos, soluciones y fórmulas hay, y muchas. De lo único de lo que tiene que preocuparse la gente es de visualizar el mundo en el que quieren vivir.





 Suficiente hasta aquí
quiero vuestros comentarios
no dejéis sentar ningún dogma




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