domingo, 1 de enero de 2017

Borrón y cuenta nueva

He estado comprobando, al revisar el código que he estado haciendo en 2016, cómo hay algunos bugs dentro de los programas que intentaban dar fe de las enormes ventajas que ofrecen mis algoritmos. He de suponer que aquellos que tenían por obligación poner de manifiesto la existencia de esos fallos si no lo hicieron fue por un mero acto de cobardía, de dar puñaladas por la espalda a quien no sabe que tiene que defenderse.

La hegemonía del espacio...
Paradógicamente no me importa. Esos viejos ídolos no son más que impostores con mucho talento y muchos conocimientos. Me falta tanto de lo uno como de lo otro, asímismo también me sobra de los dos. Sin embargo, como vengo diciendo siempre: acabaré por encontrar mi nicho. Acabaré por descubrir cómo establecerme económicamente estable dentro de esta sociedad capitalista y, por ende, acabaré por descubrir cómo empezar a transigir los errores ajenos.

Contaremos hasta tres meses. Ya hice hace tiempo otra cuenta atrás. Lo que pasa es que cada vez se hace más y más evidente la necesidad de un cambio. Cada vez está más claro que los que dirigen el cotarro nos llevan por el camino de la amargura. Cada vez se nota más que no es bueno aislar a la gente: que las palabras están para ser usadas, y que la educación no se puede usar como arma, salvo contra la ignorancia.

Estamos ante una de las rectas finales, después de esos tres meses contaré dos años. Después de esos dos años podré subvencionar el contraste de un código que exige muchas comprobaciones y para el cual supongo que sí que estaré completamente solo.

Hasta entonces seguiré mejorando las máquinas teóricas, independientemente de que encuentre un nicho social profesional que quiera intercambiar conocimientos conmigo. Al final, supongo yo, el que la sigue la consigue. Sobretodo cuando se tiene razón. Y yo la tengo.

Ser visionaria no te ayudó socialmente ni profesionalmente,
 pero demostraste que tenías razón.
Así que aún me queda muchas maneras de enfocar el desarrollo de mi tecnología, para romper barreras chovinistas por parte de los colegas de mi profesión. Si ya de por sí me cuesta hacerles comprender que la máquina de Turing debe ser modificada para albergar la idea de que las variables afectan a la complegidad, o de que el aumento del tamaño de la entrada en ocasiones reduce la complegidad, ¿cómo será cuando me dé por incluir invariantes extraños como los que tienen que ver con este blog, o cuando me dé por teorizar sobre lenguajes introspectivos como los que se exponen en la novela Luces y Espectros?

En este año bien podrían haberse arriesgado y hablar conmigo cara a cara. De profesional a profesional. Pero mi fama me precede: igual que pido sinceridad sobre lo que hago, también la exijo cuando se trata de las propias exigencias mismas. La certeza absoluta no existe, pero hablan como si la tuvieran: como si no supieran que se debe cuestionar incluso el papel del lenguaje.

Pero claro..., si hoy día no somos capaces de comprender el chovinismo (o el nihilismo) a través de la lucha contra el Patriarcado, entonces ¿cómo se pretenderá comprender la enorme gama de extremismos, dogmas y otros hitos sacerdotales que sólo podrían concebirse desde el conocimiento mismo de la disciplina en cuestión?

Por eso no se atreven a hablar conmigo..., o simplemente me desprecian como conversador. Sea como sea, el desprecio, a estas alturas, es mutuo.

Pero no se ha perdido todo..., el tiempo juega a mi favor. Lo sé. Dentro de unos dos días se publica un librito mío de tecnología que, oficialmente, no debería de existir en este tiempo (un Oopart). Existe ese documento porque la tecnología no quiere aceptar que las matemáticas, aun siendo exactas, se pueden desdoblar. Y eso es lo que dice mi libro: cómo las matemáticas se desdoblan.

Sospecho que la edición no ha salido muy espectacular, pero el contenido, aun siendo fácilmente descargable de manera gratuita, tiene un punto de exclusividad que pienso respetar. Usaré mi experiencia editando ese libro para determinar si me vale la pena mejorar mi relación con ese proveedor a la hora de hacer pública mi tecnología. Supongo que, para hacer novelas, seguiré con Círculo Rojo. Veré por dónde pillo royalties..., o lo que sea.


Nos leemos


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