viernes, 30 de diciembre de 2016

Después de la lluvia viene la Calma

Una de las historias que pudo influenciar la novela
fue el Final Fantasy X
donde nos contaba que habían dos maneras
de afrontar la maldición de un monstruo de las profundidades:
o con el dogma o con las máquinas.
Pero cada vez que reaparecía y volvía a ser aplacado volvía la Calma.

¿No sería mejor preocuparnos de cómo llevarlo todo en vez de obsesionarnos con un objetivo concreto?

Lo que en definitiva nos cuenta ese videojuego es que la vida no es un cúmulo de episodios a conseguir, en realidad esa manera de ver las cosas es otro sesgo cognitivo que tiene el ser humano que favorece su evolución mental para ser más sociable. La memoria episódica, al estar llena de hitos, tendemos a creer que nuestro objetivo es superar tales hitos. Cuando desde mi punto de vista,  lo que nos debería de preocupar es de todo el espectro de nuestros problemas, sin llegar a dejar a ninguno de lado.

Es como cuando llegó la crisis, automáticamente hay que salvar a los bancos. Primero los ricos y luego, los que siempre estaban mal..., eso ya vendrá después. Pues mal vamos..., mal vamos.

Con el final de época que ha venido, la gota fría se ha estado desplazando de mi ciudad..., sospecho que se ha centrado ahora hacia el Mar Menor..., a unos 30 kilómetros. Lo que viene a decir que la apreciación, a escala atmosférica terrestre, es insignificante e insidiosa..., pero sospecho que es así.

La gota fría ha calado ligeramente en la ciudad de Cartagena, y se ha cobrado la vida de gente que, principalmente, no respetaba la lluvia. No la temía. 

Es así como cayeron las máquinas en el videojuego: como así cayó el ejército de Hitler en la URSS. Porque no respetaban la fuerza de la naturaleza. Creían que la tecnología podía anteponerse..., y no les faltaba razón, pero no de esa manera. Hay que mirar cómo se hacen las cosas.

Avanzando en la historia de ese videojuego, luego le tocó el cuestionar el dogma espiritual. Seguro que hace falta alguna clase de dogma, pero descubiertas las formas, esa tampoco era la manera.

Los informáticos no podemos depender exclusivamente de los ordenadores, como pasa con los cosmólogos (a algunos les gusta hacerse llamar astrónomos, al menos éstos no prejuzgan a los cosmólogos por desear otro nombre, como pasa con muchos feministas hacia los humanistas), cuando éstos no pueden depender exclusivamente de lo que le diga el telescopio. Esa no es la manera de afrontar los documentos de requisitos. Porque al final también hay un trabajo de campo. Al final siempre es posible que una inundación y un plan barato de aislamiento del agua arruine una ciudad entera como Fukushima.

No fue un accidente nuclear, fue un abaratamiento en la promoción del proyecto

Una señora se me acercó a mi kiosko del hospital, y tuvo la necesidad de hablar conmigo para decirme que en Los Alcázares, allá donde vivía, las lluvias habían dejado a la localidad sin luz, teléfono, Internet... , me estuve documentando, y comprobé lo más clásico: gente que se cree que está por encima de la lluvia, que no la respeta. Y muere.

En Lorca, cuando ocurrió el terremoto, todos (o casi, no lo sé) los que murieron fue a causa de ponerse debajo de las repisas de los edificios. Cualquier japonés (que va a tener cultura de terremotos, porque en los colegios es algo que se enseña, como en España los avisos de bomba) sabría que eso es pretender suicidarse, tentar a la suerte, cuestionar al señor volcán..., no hay cultura de desastres porque no se enseña en los colegios.

Yo mismo hablo de los smart contracts, que consiste en hacer que un procedimiento automático establezca la conexión entre cliente y servidor - sin intermediarios, sin comerciales... Un éxito de la planificación económica. Ideal con ordenadores. Pero claro, ¿qué pasa si se tiene que hacer manualmente? Pues también se podría hacer..., más lento, pero funciona igual: sin un capullo detrás al teléfono (o adonde sea) que quiera marcarse un tanto; sino un mero operador que conectaría dos direcciones, o dos agentes interesados. Una Cámara de Comercio es suficiente para suplir la desaparición de la electricidad en un entorno basado en smart contracts. Es decir, la (auditoría) informática todavía trabaja sin electricidad. No nos equivoquemos: es un problema de ámbito de aplicación, de concesión de permisos, de habilitación de recursos, de tolerancia...

Pero por eso mismo no se quiere hacer: mejor que sea un señor o señora que se encargue de todo. Un líder que nos diga cómo tienen que hacerse las cosas para que se pueda marcar un tanto a su favor. Mientras tanto, la gente tirándose de los pelos mientras cae la lluvia..., porque eso le da más puntos a nuestro amado líder.

Ama tu mundo tal como te viene y D.E.P.

Algo me ha inquietado esta noche..., es como si tuviera la obligación de tener que hablar del rey amarillo... Las entradas más oscuras de este blog han sido dedicadas a ese concepto. He insistido en ocasiones, e incluso he pretendido introducir algo en un microrrelato..., no quiero afrontar el usar esos términos, pero es cierto que de aquí a menos de tres meses habrá cambios notorios: una cruel continuación de una apreciación de este mundo un tanto extraña. La parte amarilla precede a la muerte en la novela Luces y Espectros, en su momento le dije al ilustrador Solux que introdujera un símbolo, con un gran conjunto de directrices..., volveré a tocar el tema. Pero aún es demasiado pronto.

Aquí abajo un amuleto para que os curéis de mis palabras y no os afecte en vida:

There were a Yellow King
With an object of Gold
He gave it like a Ring
Anvil Mine it was Called.




Cuidáos...
de cualquier dogma














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