jueves, 11 de febrero de 2016

Educación, Oficialidad y Libertad de Expresión.

Payaso triste con ropa de mujer, lavando los platos.
Payaso tonto con gabardina y ropa de hombre entra y deja el sombrero en una percha pintada sobre una pared de cartón.
El sombrero se cae y se ríen los niños.
Entonces payaso tonto se acerca sigilosamente mientras pide la complicidad de los niños.
Payaso tonto le da un palo en el culo a payaso triste y los niños se ríen.

A ver si esta vez ya sí toco el tema de mi libro
El problema del mal de san Agustín se va a quedar corto
si consigo transmitir todo lo que tengo en mente
para derrumbar los dogmas establecidos 
en las sociedades de principios del siglo XXI


En mi novela hay varios villanos. Sin embargo, lo que puede llamar más la atención es que hay distintos tipos de titiriteros. En mi mitología, los titiriteros son gente malvada y perversa..., cosas del guión, lo siento por ese santo gremio - no tengo nada en contra de las cachiporras. De hecho, de pequeño solía gustar de hacer representaciones con calcetines a mis hermanas pequeñas... Pero vayamos al caso.

La novela Luces y Espectros incluye personajes capaces de controlar a otros personajes. El tipo de control puede ser directamente cohercitivo sublevando la voluntad, otro personaje es simplemente cohercitivo en el sentido de que sabes que tienes que obedecer o serás tortuosamente eliminado. Luego existen otros tipos de titiriteros, se esconden detrás del sistema para ocupar una posición no representativa del pueblo al ser un comandante, un conspirador con poder militar; o se pueden esconder detrás de la oficialidad burocrática: le tienen que hacer caso, porque oficialmente es quien manda.

Los cuatro tipos de titiriteros tienen puntos fuertes y puntos débiles a la hora de ejecutar su poder. Ocurre con todos los dogmas. Para entender mejor todo esto, podemos fijarnos en la serie de televisión Los Simpsons.

El tema más recurrente siempre fue el problema del mal de san Agustín
El titiritero oficial siempre te dirá lo que tienes que hacer. Podrás obedecerle por miedo a un castigo directo o porque temes que no te den la zanahoria. Pero si el maestro del engaño quiere valerse del mayor número de fieles, deberá incluir un mecanismo de redención y, además, que no parezca que les estás suplicando que vuelvan.


Los Simpsons se convirtieron en unos dibujos animados pensados para la familia con un carácter marcadamente violento y directo. Debido a que fueron una sorpresa, abrieron brecha para que se siguiera con ese ejemplo. Ahora bien, ¿esas nuevas series supieron encontrar los límites fundamentales sobre lo que éticamente debía ser expresado? ¿Puede usarse esa pregunta que acabo de exponer: "lo que éticamente debía ser expresado"?


Para evaluar una serie y el código deontológico de sus artistas, debe estudiarse sus circunstancias. Esto es, el contexto en el que está colocada la obra. Esto nos ayuda a entender qué puede ser éticamente reprobable, si es que algo puede ser considerado éticamente reprobable siendo ficción. Y veréis que sí.


Los musulmanes no tienen los dogmas de los occidentales de principios del XXI y finales del XX. Para los musulmanes no se puede decir cualquier cosa; es más, algunos consideran la ficción directamente contraria a las escrituras sagradas. Esto es porque hay una realidad no dogmática que les empuja a pensar así: esa realidad es que lo oficial empuja a las personas a favor de según qué pedagogías. Si las corrientes pedagógicas son contaminantes, entonces la Libertad de Expresión se puede convertir en una manera de pervertir a las personas. Ese es el razonamiento.


Hay quien piensa que los artistas están habilitados para incluir violencia dentro de sus obras porque nos hemos acostumbrado a ver cosas muy violentas. Y claro, si es lo habitual, entonces ya es la costumbre. Pero, ¿y si es un vicio? ¿Y si no es tan violento como nos lo intentan hacer creer? Podría ser aún más violento lo que se manifiesta de manera expresa contra lo que esté tipificado en el código penal.


Si cambiamos los contextos y las interpretaciones vemos cómo la violencia en una misma serie va variando sus propias reglas para adaptarse a las formas. La ficción dentro de la ficción admite más licencias.


Sin embargo, no se puede conseguir enseñar todo. Siempre hay algo que se deja sin transmitir por la sencilla razón de que hay una estructura. Y donde hay una estructura siempre hay unas reglas que se mantienen. Cuando otros artistas pretenden aprovechar lo oficial para trasgredirlo, vemos sus mensajes con más claridad. Lo oficial es un lienzo en blanco: como la mente de un niño pequeño.


Podemos hacerles guiños a los artistas para que trasgredan su propia estructura, pero el resultado no tiene porqué gustar. No tiene porqué ser buena idea. Incluso hasta es posible que, en algunos países, se pueda interpretar como una exaltación a crear golpes de estado. Es algo que debe ser convenientemente interpretado dentro de su contexto. Nadie está por encima de la Justicia.




Vaya, iba a hablar de mi libro
y he acabado hablando de los Simpsons...
veré si tengo más suerte para la próxima.
A propósito, acaban de rechazarme para una
oferta en la que iba CLAVADO. 
Con carta de recomendación 
y todo de los entrevistadores, y va
y ni me llaman ni me dan una oportunidad.
Ni dicen el porqué. De unos cinco candidatos, 
ni cinco minutos me dieron.
¡Anda que anda...!




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